La Voz de Asturias. 06/02/2004
Marta Barbón
Prada íntimo
Después de más de siete años sin editar disco propio, Ramón Prada presenta Veinte canciones de amor y un poema desesperado (Fono Astur), una vuelta de tuerca en su trayectoria plural y centrada en la fusión. Este nuevo trabajo, que estará en las tiendas la próxima semana, va más allá de lo meramente musical. Según el compositor asturiano, el álbum permitirá al público «meterse en mi cabeza y ver cómo compongo, cómo trabajo en casa».
El nuevo disco de Prada guarda veinte improvisaciones al piano. El compositor reconoce que no es un trabajo «fácil». Lo advierte para que nadie se llame a engaño. «No es de los que se escuchan a la primera –indica–, hay que darle más de una vuelta». Improvisaciones nacidas como un regalo y cargadas de sentimiento. Prada no sabría dónde encajar estas canciones de amor: nuevas músicas, minimalista, world music … Lo más interesante para el autor es que reflejan «mejor que nunca» su pensamiento musical.
Después del subidón que vivió con La noche celta , Prada realizó estas Veinte canciones de amor y un poema desesperado (una clara alusión al poemario de Neruda y que hace años utilizó también Aute para un álbum). Entonces no lo quiso sacar al mercado porque «el público esperaba de mí otro tipo de música y ésta es anticomercial. No era el momento porque lo hubiera tapado La noche celta «.
Esas canciones íntimas salen ahora a la luz en una edición limitada de quinientas copias para «todos aquellos que les pueda interesar algo diferente». Prada abre su universo musical para todos y presenta unas piezas delicada que demuestran que la música y el sentimiento conforman la base sólida con la que compone sus creaciones. Dice Prada que este trabajo tiene que escucharse «sin prejuicios, a media luz» y dejándose llevar «sin condiciones, por la música que surge espontáneamente de la nada».
El compositor no ha querido recrearse en melodías típicas, sino de carácter infinito, llenas de evocativas imágenes abstractas, «nacen y van creciendo por lo que es más agradable de escuchar», señala Prada.
NO SOLO MUSICA
Es muy raro ver o escuchar a Ramón Prada interpretar su propia música. Con Veinte canciones de amor y un poema desesperado tampoco habrá ocasión. Pero el músico ha querido obsequiar al público con un trabajo más cuidado, desde el fondo a la forma, un pulcro paquete en el que se envuelven sus improvisaciones. Para ello ha trabajado codo con codo con su hermano Juan, quien ha realizado un diseño elegante para un trabajo que además de música, incluye un poema del compositor y varias fotos suyas.
En este álbum, el autor de La noche celta ha querido mantener el carácter «casero» que tenía la grabación original hace siete años. «Son improvisaciones -dice Prada- grabadas en mi pequeño estudio personal en un intento de evitar que se perdieran para siempre». Explica que no hay retoques en el sonido, ni grandes medios técnicos. «Aquí prima la espontaneidad y tal vez sea ese sabor casero -argumenta- con sus pequeños defectos, lo que dé sentido a esta grabación».
DE NUEVO A LORIENT
Ramón Prada está muy entusiasmado con este proyecto, pero no pierde de vista otros que presentará este año. Uno de ellos es la sinfonía que está componiendo por encargo del Festival Intercéltico de Lorient, y que se estrenará en agosto en la ciudad bretona. La obra, que aún no tiene título, fue encargada por el certamen tras el éxito de la pieza Astura en 2003. De hecho, Astura será uno de los seis movimientos de esta obra. Prada tiene previsto juntar en el escenario al grupo Muyeres, a Mari Luz Cristóbal y a cuatro gaiteros de Asturias, Bretaña, Irlanda y Escocia.
Por supuesto, sigue realizando composiciones y arreglos para otros artistas, como la que le hizo a Víctor Manuel para su último disco. Se trata de Neptuno , canción en la que el de Mieres habla del Prestige.