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Archivos Mensuales: febrero 2004

El País. 17/02/2004
Fernando Neira.

Canciones secretas de Ramón Prada

A lo largo de las últimas temporadas, el nombre de Ramón Prada se ha convertido en casi un talismán para la música nacida en Asturias. Aunque el nombre de este vecino de Soto de Llanera pueda resultar poco familiar entre los aficionados, sus composiciones se diseminan por discos de Hevia, Víctor Manuel o Joaquín Pixán, y su faceta de productor y arreglista ha dado lustre a grabaciones de gaiteros consagrados (Xuacu Amieva) o de la nueva generación, como Diego Pangua. En el último festival de Lorient estrenó una obra sinfónica celta, «Ástura», con tal éxito, que la dirección del encuentro francés le ha encargado otra composición para el próximo agosto. Así las cosas, lo más raro en Ramón Prada es que publique un disco con su propio nombre. Por fin, siete años después de «Noche Celta», este polivalente autor se ha animado a poner en la calle «Veinte canciones de amor y un poema desesperado», una colección de improvisaciones caseras «surgidas prácticamente de la nada». La obra es tan sorprendente en estos tiempos acelerados que su autor ruega en el prólogo: «Escúchese sin prejuicios, a media luz y dejándose llevar».

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La Nueva España. 12/02/2004
Cosme Marina

Prada, las raíces románticas

Independientemente de las obras de mayor calado y vistosidad mediática, los grandes compositores, aquellos que tienen verdadera ambición creativa, buscan en composiciones de corte más intimista una ventana expresiva que sirva para canalizar, de otra manera y con formas diversas, determinados estados anímicos que tienen un carácter personal y, por derivación, genérico. Éste es el caso del último trabajo del compositor asturiano Ramón Prada -«Veinte canciones de amor y un poema desesperado»-, que ayer se presentó en Oviedo, en la Sociedad General de Autores de España (SGAE). Un disco editado por FonoAstur y que Lisardo Lombardía calificó como un trabajo «personal, un lujo porque se trata de una obra excepcional y de grandes cualidades musicales».
En síntesis, estas veinte canciones tienen una génesis y una concepción peculiares. Prada las escribe entre diciembre de 1996 y marzo de 1997 y están compuestas en un total de trece días de trabajo. Sus títulos se articulan en torno a un poema que el compositor escribe mientras asistía a los cursos de composición de Veruela -que hoy ya no existen- y que, posteriormente, sirven de título a cada una de las canciones. Su destinataria era, en ese momento, una sola persona: su hoy esposa, Estefanía Lana. Graba posteriormente Prada el disco en su casa y, a partir de ahí, hasta ahora nadie más conoce estas obras.
Es su propia esposa la que empuja a Prada para que saque a la luz pública esta música de intensidad luminosa que el propio autor grabó e interpretó en el estudio de su casa -«en un momento que estaba en dedos para interpretar esto», sentenció Prada-. Quiso el autor que, de todas formas, no fuese un disco convencional. De hecho, se ha realizado una primera edición de 500 copias, con una original presentación en forma de cruz y un cuidado diseño realizado por él y su hermano Juan Prada.
«Son ya bastantes años sin hacer un disco propio y estas obras están realizadas justo al término de haber grabado «La noche celta». Es un disco muy personal y tiene muy poco que ver con otras cosas mías, es bastante diferente», subrayó ayer Ramón Prada.
Las canciones, de carácter íntimo, son una sucesión de improvisaciones al piano que tienen fuerte impronta, en su sustrato, de la gran literatura pianística romántica, sobre todo en lo que a su aliento lírico se refiere. En ellas Prada reinventa su mundo creativo y va más allá. Es decir, no abandona su peculiar universo creativo, sino que le da una vuelta de tuerca. En la estructura formal de las sucesivas canciones se trata de un ciclo creativo que ahonda las raíces románticas que Prada ya ha cultivado en otras obras suyas. De ahí que, aunque se trate de una serie de creaciones de gran originalidad, en el contexto de su catálogo, no por ello dejan de ser obras que beben en el lenguaje de Prada de forma absoluta porque conceptualmente no se apartan de su vena melancólica que tan fértiles resultados le ha proporcionado en obras suyas en las que la gran orquesta sinfónica es protagonista. Ahora, Prada explora las raíces románticas a través de una seriación de mirada tradicional y base enérgica estructurada con su magisterio técnico habitual que le permite jugar con las citas -bachianas más evidentes, pero también de otros autores románticos- cultivando un catálogo de sentimientos, de emociones desnudas, lúcidas y hermosas.

Estas canciones que tienes en tus manos son improvisaciones grabadas en mi pequeño estudio personal en un intento de intentar evitar que se perdieran para siempre. No se grabaron para ser publicadas, pero, después de unos cuantos años, aquí están para que algunos pocos puedan escuchar lo que yo sentía en aquellos meses. Es, ante todo, un disco absolutamente íntimo y personal. No hay retoques en el sonido, ni grandes medios técnicos: aquí prima la espontaneidad y tal vez sea ese sabor casero, con sus pequeños defectos, lo que de sentido a esta grabación. Aunque estaba destinado a ser escuchado por una sola persona, fue ella quien insistió en que debería darlo a conocer.
Sea como sea, escúchese sin prejuicios, a media luz y déjense llevar, sin condiciones, por la música que surge espontáneamente de la nada…

Ramón Prada [texto para la edición del CD]

La voz que llega

Entre el viento

todas las canciones compuestas*, producidas e interpretadas por ramón prada
las veinte canciones de amor -excepto 7 y 8- están compuestas entre octubre de 1996 y marzo de 1997 [temas 7 y 8, compuestos en marzo de 1996]
* excepto 6 [coral protestante anónimo]
concepto: ramón prada
poema desesperado: ramón prada (Veruela, Zaragoza, Agosto de 1995)
diseño y realización cd: Juan Prada
masterización md: Ramón Prada
masterización cd: estudios El Toril – técnico: Fernando Menéndez
remasterización: estudios Bunker – técnico: Alberto Rionda
gracias a neftalí reyes por prestarme el título
a Estefanía

… En ellas Prada reinventa su mundo creativo y va más allá. Es decir, no abandona su peculiar universo creativo, sino que le da una vuelta de tuerca. En la estructura formal de las sucesivas canciones se trata de un ciclo creativo que ahonda las raíces románticas que Prada ya ha cultivado en otras obras suyas. De ahí que, aunque se trate de una serie de creaciones de gran originalidad, en el contexto de su catálogo, no por ello dejan de ser obras que beben en el lenguaje de Prada de forma absoluta porque conceptualmente no se apartan de su vena melancólica que tan fértiles resultados le ha proporcionado en obras suyas en las que la gran orquesta sinfónica es protagonista. Ahora, Prada explora las raíces románticas a través de una seriación de mirada tradicional y base enérgica estructurada con su magisterio técnico habitual que le permite jugar con las citas -bachianas más evidentes, pero también de otros autores románticos- cultivando un catálogo de sentimientos, de emociones desnudas, lúcidas y hermosas».

(Cosme Marina. La Nueva España, 12-2-04)

[web del disco: info, descargas]

COMPRAR Veinte canciones de amor y un poema desesperado

La Voz de Asturias. 06/02/2004
Marta Barbón

Prada íntimo

Después de más de siete años sin editar disco propio, Ramón Prada presenta Veinte canciones de amor y un poema desesperado (Fono Astur), una vuelta de tuerca en su trayectoria plural y centrada en la fusión. Este nuevo trabajo, que estará en las tiendas la próxima semana, va más allá de lo meramente musical. Según el compositor asturiano, el álbum permitirá al público «meterse en mi cabeza y ver cómo compongo, cómo trabajo en casa».

El nuevo disco de Prada guarda veinte improvisaciones al piano. El compositor reconoce que no es un trabajo «fácil». Lo advierte para que nadie se llame a engaño. «No es de los que se escuchan a la primera –indica–, hay que darle más de una vuelta». Improvisaciones nacidas como un regalo y cargadas de sentimiento. Prada no sabría dónde encajar estas canciones de amor: nuevas músicas, minimalista, world music … Lo más interesante para el autor es que reflejan «mejor que nunca» su pensamiento musical.

Después del subidón que vivió con La noche celta , Prada realizó estas Veinte canciones de amor y un poema desesperado (una clara alusión al poemario de Neruda y que hace años utilizó también Aute para un álbum). Entonces no lo quiso sacar al mercado porque «el público esperaba de mí otro tipo de música y ésta es anticomercial. No era el momento porque lo hubiera tapado La noche celta «.

Esas canciones íntimas salen ahora a la luz en una edición limitada de quinientas copias para «todos aquellos que les pueda interesar algo diferente». Prada abre su universo musical para todos y presenta unas piezas delicada que demuestran que la música y el sentimiento conforman la base sólida con la que compone sus creaciones. Dice Prada que este trabajo tiene que escucharse «sin prejuicios, a media luz» y dejándose llevar «sin condiciones, por la música que surge espontáneamente de la nada».

El compositor no ha querido recrearse en melodías típicas, sino de carácter infinito, llenas de evocativas imágenes abstractas, «nacen y van creciendo por lo que es más agradable de escuchar», señala Prada.

NO SOLO MUSICA
Es muy raro ver o escuchar a Ramón Prada interpretar su propia música. Con Veinte canciones de amor y un poema desesperado tampoco habrá ocasión. Pero el músico ha querido obsequiar al público con un trabajo más cuidado, desde el fondo a la forma, un pulcro paquete en el que se envuelven sus improvisaciones. Para ello ha trabajado codo con codo con su hermano Juan, quien ha realizado un diseño elegante para un trabajo que además de música, incluye un poema del compositor y varias fotos suyas.

En este álbum, el autor de La noche celta ha querido mantener el carácter «casero» que tenía la grabación original hace siete años. «Son improvisaciones -dice Prada- grabadas en mi pequeño estudio personal en un intento de evitar que se perdieran para siempre». Explica que no hay retoques en el sonido, ni grandes medios técnicos. «Aquí prima la espontaneidad y tal vez sea ese sabor casero -argumenta- con sus pequeños defectos, lo que dé sentido a esta grabación».

DE NUEVO A LORIENT
Ramón Prada está muy entusiasmado con este proyecto, pero no pierde de vista otros que presentará este año. Uno de ellos es la sinfonía que está componiendo por encargo del Festival Intercéltico de Lorient, y que se estrenará en agosto en la ciudad bretona. La obra, que aún no tiene título, fue encargada por el certamen tras el éxito de la pieza Astura en 2003. De hecho, Astura será uno de los seis movimientos de esta obra. Prada tiene previsto juntar en el escenario al grupo Muyeres, a Mari Luz Cristóbal y a cuatro gaiteros de Asturias, Bretaña, Irlanda y Escocia.

Por supuesto, sigue realizando composiciones y arreglos para otros artistas, como la que le hizo a Víctor Manuel para su último disco. Se trata de Neptuno , canción en la que el de Mieres habla del Prestige.